viernes, 14 de junio de 2013

Una Cámara alejada de la calle

Y no es que arremeta contra la Cámara Andaluza exclusivamente, es la que me toca más cerca, aunque la nacional y el Gobierno de España tampoco se queda más lejos a través de la televisión LCD, LED o de plasma a la que el Presidente del Gobierno nos tiene acostumbrados ultimamente.

La subida de dietas en el Parlamento revela la ignorancia o poca diligencia de los miembros de la Mesa y añade un tinte opaco a la futura ley de transparencia de Andalucía.


El torrente de voz de Manuel Fraga Iribarne tronaba en el Congreso de los Diputados: "¡Este Gobierno sólo acierta cuando rectifica!"

Ocurría en el Debate del estado de la Nación, y al fundador de Alianza Popular le seguía desde su escaño azul un joven presidente llamado Felipe González.

Ya lo explica el adagio, que rectificar es de sabios, pero en el Parlamento andaluz hay unos cuantos ignorantes o añadiría yo; listos que van de sobrados por la vida, por mucho que su presidente, Manuel Gracia, no haya tardado ni cinco horas en anular la subida de dietas de los portavoces adjuntos y la de él mismo.

En algunos casos (en el de los cuatro adjuntos de la provincia de Sevilla, los socialistas José Muñoz y Verónica Pérez y los populares Jaime Raynaud y Alicia Martínez), el incremento ha sido de 1.200 euros al mes. Y ha sido (así, en pasado), porque el dinero ha sido cobrado, al menos, en una nómina.

Un parlamentario autonómico cobra 3.020,29 euros brutos al mes, más una dieta semanal por manutención y desplazamiento que va desde los 200 a los 500 euros en función de la distancia que reste hasta su domicilio. Además, si ocupa algún cargo, tal como presidente, portavoz, secretario o jefe de comisión, cobran un suplemento más.

El presidente, por ejemplo, es de 1.537,30 euros y el de los portavoces, de 1.234,20 euros. Con el cambio, la dieta del presidente pasó de 500 a 600 euros semanales, y la de los adjuntos se fijó en 500 con independencia de donde vivan.

La subida rebela dos asuntos graves: de un lado, la ingnorancia o falta de diligencia de algunos parlamentarios; de otro, una merma a la credibilidad de la futura ley de transparencia. Ley que ya de por sí se está convirtiendo en totalmente opaca a la luz de los nuevos datos aparecidos en prensa. Sí, los registros de audio de las sesiones parlamentarias que sus señorías no tenían duda en destruir y que probablemente la presión mediatica les ha hecho rectificar.

Simplemente una gracia de sus señorías y como no del presidente del parlamento andaluz el señor Gracia, cuando el pueblo está ahogado y ya no puede más y todo un ejemplo de "solidaridad" para que después al pueblo le de ganas de comprar una buena docena de huevos y no precisamente para echarlos a la sartén. En fin, "lástima que la sartén de Andalucía sea Écija y no Sevilla".

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Por: Juan Manuel Marqués Perales. Diariodesevilla.es

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